GATORPARDISMO DE LA LEY DE TRANSPARENCIA. LA FISCALIZACIÓN DE LOS
SINDICATOS, APUNTA HACIA EL FORTALECIMIENTO DE LOS VITALICIOS
Por: israel López Chiñas
La Ley y la trampa. Si los partidos políticos que hicieron la nueva Ley
Federal de Transparencia en el Congreso de la Unión, todavía no logran traslucir
la manera de elegir a sus abanderados a puestos de elección popular y a sus
dirigentes, resulta ocioso, de entrada, considerar que con un instrumento
legal, se democraticen los sindicatos de trabajadores del país, vía la fiscalización
de sus recursos. La reforma debe de partir de reformadores, de la reeducación
puesto que el camino que los legisladores prefirieron, legalmente está muy
empedrado.
La esencia de la ilusión. La idea central de la nueva reforma que le da autonomía
al IFAI (Instituto Federal de Acceso a la Información), dicta que toda información
es pública en poder de toda autoridad, entidad, órgano, fideicomiso y fondos
que sean públicos; también indica que en igual caso en encuentra cualquier
persona física y moral o el sindicato que recibe y gaste
recursos públicos o realice actos de autoridad en el ámbito federal, estatal y
municipal. En la elaboración de esta enmienda también participaron los
legisladores que devienen de las organizaciones de trabajadores con líderes
vitalicios; o sea, saben del texto de la Ley y conocen la forma de eludirla.
La receta; la misma. Una reforma debe de partir de reeducar porque el modelo
de la transparencia, corresponden más una estrategia de control de los
sindicatos que sirven a la patronal entando más cerca del sistema, impulsado
por quienes tienen los grandes privilegios. Y como el poder vitalicio concluye
con la existencia, se sospecha que esa fiscalización sea para fortalecer más a
los líderes que mantengan a los trabajadores bajo las condiciones actuales y salarios
tasados
con mínimos y poder adquisitivo deteriorado, que a las organizaciones. El
resultado; el gatopardismo: cambiar para que todo siga igual.
SESIÓN PARA CATATÓNICOS.
Una
regla general. A la hora de capacitar y a veces reeducar dentro de los
sindicatos, se habla de los trabajadores pero no de sus líderes; ellos, van por
los valores de la patronal; rompen con la solidaridad, la empatía y ni siquiera
protegen a los trabajadores que buscan lo mejor; el líder vitalicio alza la bandera
del pragmatismo y ve la utilidad por el valor. No son las
leyes las que nos van hacer mejores pues establece un mínimo de comportamiento
ético. Los líderes a la mexicana y sus patrones, se juntan en el plano de lo
vitalicio; el primero busca copiarle al segundo.
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