martes, octubre 02, 2007

Sinfonía del Fauno LXXIX, Martes 02 de Octubre del 2007

LA ACTUAL TRANSICIÓN A LA DEMOCRACIA, ES LA HERENCIA DEL MOVIMIENTO Y MASACRE DEL 1968. EL 2 DE OCTUBRE NI SE OLVIDA NI SE APRENDE


Por Israel López Chiñas


El hambre no es motivo de revolución. Cerrar los ojos no hace que las cosas dejen de existir y mucho menos de ser. La revisión de los sucesos y sus derivaciones a 39 años, la masacre de Tlatelolco, deja en claro que México cambió y mucho, desde ese 2 de octubre gracias a los movimientos sociales democratizadores, pero también muestra que esa lección no se aprendió entre víctimas y victimarios. Existe pues la experiencia para saber tratar actualmente al EPR.


¿Cambiaron morral, ideas y objetivos por suburbans? La generación del 68 que caminó calles exigiendo libertades civiles y democracia ante el autoritarismo ejercido por Los Pinos, y que alcanzó su pináculo con Gustavo Díaz Ordaz, a pesar de haber empujado al país al cambio democrático, desde que ejerció la oposición política o subió al carro del poder, no ha podido consolidar junto al resto de la Nación las bases para un mejor México, más igual, más libre, más justo. La vanguardia sesenta y ochera otorgó la transición.

2 de Octubre no se olvida. El 68 sangriento, que empujó a los grupos de jóvenes a la guerrilla al juzgar que el Estado canceló sus posibilidades de desarrollo, abrió con los años la participación política de la oposición a fin contener un estallido social, pero no vehiculizó medidas económicas que abatieran la gran pobreza y el hambre. Y para colmo, no faltaron los luchadores que cedieron a las comodidades del poder, olvidando que fue la sed de libertad y de la justicia, las que les dieron espacio para el ejercicio político por todos.

SESIÓN PARA CATATÓNICOS. Casi 40 años después, seguimos conociendo de grupos armados contra el Estado que hacen estallar bombas en los ductos de PEMEX y claman justicia social e igualdad, puesto que el poder no ha podido o no ha querido ceder poder al pueblo ni acaba con el hambre que galopa fuertemente por la inflación desatada con el gasolinazo, que encontró en uniformes y botas, su parapeto, similar al 68. Lección no aprendida.



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